
D O P A M I N A
Videojuegos, redes sociales, alimentos procesados, series de televisión, cigarrillos electrónicos, marihuana, sexo, pornografía… La búsqueda de placer instantáneo adopta formas diversas, pero todas tienen algo en común: estimulan la liberación de dopamina, el neurotransmisor del deseo y el placer. Somos la GENERACIÓN DOPAMINA, SIEMPRE HUYENDO DEL DOLOR Y EN BUSCA DEL PLACER INMEDIATO. ¿POR QUÉ, ENTONCES, SOMOS MÁS INFELICES QUE NUNCA? HA LLEGADO EL MOMENTO DE PRACTICAR UN “AYUNO DE DOPAMINA”.
Dios nos diseñó para experimentar placer, sin embargo y aunque…
…«Se me permite hacer cualquier cosa», pero no todo (me) conviene. Y aunque «se me permite hacer cualquier cosa», no debo volverme esclavo de nada. —1 Corintios 6:12
La adicción, en sentido amplio, es el consumo continuo y compulsivo de una sustancia o un comportamiento, que no cesa a pesar del daño que causa a la propia persona y/o a otros.
Este consumo continuo y compulsivo puede desarrollarse incluso cuando nuestras vidas son satisfactorias. Incluso cuando amamos a Dios y a las personas que nos rodean.
He descubierto el siguiente principio de vida: que cuando quiero hacer lo que es correcto, no puedo evitar hacer lo que está mal. Amo la ley de Dios con todo mi corazón, pero hay otro poder dentro de mí que está en guerra con mi mente. Ese poder me esclaviza al pecado que todavía está dentro de mí. ¡Soy un pobre desgraciado! ¿Quién me libertará de esta vida dominada por el pecado y la muerte? ¡Gracias a Dios! La respuesta está en Jesucristo nuestro Señor. Así que ya ven: en mi mente de verdad quiero obedecer la ley de Dios, pero a causa de mi naturaleza pecaminosa, soy esclavo del pecado. —Romanos 7:21-25
…Pues el mundo solo ofrece un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos, y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso proviene del Padre, sino que viene del mundo; y este mundo se acaba junto con todo lo que la gente tanto desea; pero el que hace lo que a Dios le agrada vivirá para siempre. —1 Juan 2:16-17
Dopamina es la hormona de la recompensa y la satisfacción.
Se estimula mediante ciertas sustancias o ciertos comportamientos.
Esta serie tratará sobre el placer. También sobre el dolor.
Esta serie tratará sobre las consecuencias de la búsqueda de placer desenfrenado y como ser libres de esta adicción.
Nuestra economía en base a la dopamina, o lo que historiadores han denominado “capitalismo límbico” está impulsado por el actual incremento en número, variedad y potencia de los estímulos altamente gratificantes. El smartphone es la aguja hipodérmica de hoy, que administra dopamina digital las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana para una generación “conectada”.
Podrás encontrar tu droga favorita a un clic en un sitio web o plataforma digital. La tecnología en sí es adictiva. Promete mediante la participación continua, recompensas cada vez mayores.
Consumir contenidos digitales o comprar en línea se ha convertido adictivo. Internet también promueve comportamientos que de otro modo no se nos hubiera ocurrido.
Nuestro consumo excesivo-compulsivo implica un riesgo que puede provocar la destrucción de nuestra persona y la de las que nos rodean.
Los científicos cuentan con la dopamina como una especie de moneda para medir el potencial adictivo de cualquier experiencia. Cuanto más dopamina haya en la vía de recompensa del cerebro, más adictiva será la experiencia.
Todos hemos experimentado ese momento en el que anhelamos un segundo trozo de pastel, o que un buen libro, una buena película o momento compartido con alguien o una experiencia religiosa gratificante dure para siempre. Ese momento de intenso deseo se produce cuando, en el cerebro, el equilibrio de placer se inclina hacia el lado del dolor.
Cuando buscamos a Dios como una experiencia y no como una persona. Cada experiencia re inicia la dosis de dopamina evitando transitar al proceso que produce carácter (serotonina)
Recordemos a Sansón, lleno del poder de Dios y llamado a liberar a la nación de Israel. Sin embargo su adicción lo llevó al fracaso.
Las personas con adicciones visibles se encuentran hoy entre nosotros.
Las ignoramos por que nos resultan desagradables, y por que esas personas nos muestran el potencial de una adicción que vive en nosotros.
Ya sea que se trate de azúcar o compras, consumo de sustancias, publicaciones en redes sociales, relaciones románticas, o cualquier consumo excesivo-compulsivo en un mundo en el que el consumo se ha convertido en el propósito omnipresente de nuestras vidas. DIOS TIENE UNA SOLUCIÓN PARA LIBERARNOS, SANARNOS Y LLEVARNOS A UNA EXPERIENCIA GRATIFICANTE DE SALVACIÓN EN CRISTO JESÚS.
Las tentaciones que enfrentan en su vida no son distintas de las que otros atraviesan. Y Dios es fiel; no permitirá que la tentación sea mayor de lo que puedan soportar. Cuando sean tentados, él les mostrará una salida, para que puedan resistir. —1 Corintios 10:12-13
La tentación viene de nuestros propios deseos, los cuales nos seducen y nos arrastran. De esos deseos nacen los actos pecaminosos, y el pecado, cuando se deja crecer, da a luz la muerte. —Santiago 1:12-18
Los que están dominados por la naturaleza pecaminosa piensan en cosas pecaminosas, pero los que son controlados por el Espíritu Santo piensan en las cosas que agradan al Espíritu. Por lo tanto, permitir que la naturaleza pecaminosa les controle la mente lleva a la muerte. Pero permitir que el Espíritu les controle la mente lleva a la vida y a la paz. —Romanos 8:5-6