Adoración
Sesión 5
Pastor Luis Ortiz
December 30, 2023

¡Alabado sea el SEÑOR!
Alaben a Dios en su santuario;
¡alábenlo en su poderoso cielo!
Alábenlo por sus obras poderosas;
¡alaben su grandeza sin igual!
¡Que todo lo que respira cante alabanzas al SEÑOR! ¡Alabado sea el SEÑOR! —Salmos 150:1-2,6

La alabanza es una expresión de admiración y/o aprobación.
Aunque Dios, en realidad, no necesita nuestra admiración ni nuestra aprobación, pero siempre hace cosas dignas de admiración.

¡¡Y Dios es sin duda el ser más admirable del universo!!

Alabar es específicamente una expresión de respeto o gratitud.
La adoración comienza con la motivación de amar y honrar a Dios, y la alabanza es una de las expresiones que completan el acto de adorar.

Te alabaré, SEÑOR, con todo mi corazón (adoración); contaré de las cosas maravillosas que has hecho (alabanza). —Salmos 9:1

Alabanza y adoración no son excluyentes entre sí, sino complementarias.
Alabanza DEBE ser una expresión.

Muchos de nosotros hemos sido enseñados, ya sea por cultura o formación religiosa que está perfectamente bien que nos quedemos de pie, con los brazos cruzados, la boca cerrada con nuestra mente y mirada vagando por doquier.

FUIMOS ENGAÑADOS CUANDO NOS HICIERON CREEER QUE PODÍAMOS ALABAR A DIOS SIN ALGUNA EXPRESIÓN CORPORAL VISIBLE.
POR DEFINICIÓN, LA ALABANZA DEBE INCLUIR EXPRESIÓN VISIBLE.

“Pero Dios conoce mi corazón”
Así es, por eso el desea que nos rindamos en alabanza, para romper nuestra arrogancia y auto-dependencia.

¿Por qué será que siempre estamos buscando la excepción?
¿Por qué buscar la manera de hacer lo menos posible para honrar a Dios?

LA ALABANZA A DIOS DEBE SER UNA EXPRESIÓN

Expresión. Sustantivo El proceso de dar a conocer, transmitir o poner en palabras los propios pensamientos, sentimientos, emociones u opiniones.

¿Cómo está usted transmitiendo sus sentimientos y opiniones sobre Dios?

… (ustedes) son un pueblo elegido. Son sacerdotes del Rey, una nación santa, posesión exclusiva de Dios. Por eso pueden mostrar a otros la bondad de Dios, pues él los ha llamado a salir de la oscuridad y entrar en su luz maravillosa. —1 Pedro 2:9

3 razones por las cuales alabamos a Dios

PRIMERO. Alabamos a Dios por quien es Él.
Las circunstancias por las que atravesaremos en la vida cambiarán. A veces serán buenas, a veces serán malas. Pero el carácter de Dios nunca cambia.

EL ES COMPLETAMENTE INDEPENDIENTE DE NUESTRAS CIRCUNSTANCIAS

Puedo pasar por la aflicción de una enfermedad pero él sigue siendo Sanador. Puedo pasar por adversidad económicas, pero él sigue siendo Proveedor.

Todo lo que es bueno y perfecto desciende a nosotros de parte de Dios nuestro Padre, quien creó todas las luces de los cielos. Él nunca cambia ni varía como una sombra en movimiento. —Santiago 1:17-18

Al leer la carta de Apocalipsis a las iglesias podemos observar que independientemente de los sucesos catastróficos en la tierra (plagas, guerras, hambrunas, etc. Dios sigue siendo adorado en el cielo.

¿Será que Dios es egocéntrico e inmune a nuestro dolor?

La respuesta la encontramos en el sacrificio de Cristo para nuestra salvación

Dios es alabado por que él es Dios y por que su victoria es verdadera en Cristo y completa al final de esta era.

SEGUNDO. Alabamos a Dios por lo que Él ha hecho

La alabanza vuelve a contar las hazañas de Dios. No hay virtud en el pesimismo ni la ingratitud

Que todo lo que soy alabe al SEÑOR;
con todo el corazón alabaré su santo nombre.
Que todo lo que soy alabe al SEÑOR;
que nunca olvide todas las cosas buenas que hace por mí. —Salmos 103:1-2

TERCERA. Alabamos a Dios por lo que él va hacer.

(Jahaziel) Dijo: «¡Escuchen habitantes de Judá y de Jerusalén! ¡Escuche, rey Josafat! Esto dice el SEÑOR: “¡No tengan miedo! No se desalienten por este poderoso ejército, porque la batalla no es de ustedes sino de Dios. Mañana, marchen contra ellos. Los encontrarán subiendo por la cuesta de Sis al extremo del valle que da al desierto de Jeruel. Sin embargo, ustedes ni siquiera tendrán que luchar. Tomen sus posiciones; luego quédense quietos y observen la victoria del SEÑOR. Él está con ustedes, pueblo de Judá y de Jerusalén.
No tengan miedo ni se desalienten. ¡Salgan mañana contra ellos, porque el SEÑOR está con ustedes!”».
Entonces el rey Josafat se inclinó rostro en tierra y todo el pueblo de Judá y de Jerusalén hizo lo mismo en adoración al SEÑOR. Después los levitas de los clanes de Coat y de Coré se pusieron de pie para alabar a viva voz al SEÑOR, Dios de Israel.
Temprano a la mañana siguiente, el ejército de Judá salió al desierto de Tecoa. De camino, el rey Josafat se detuvo y dijo: «¡Escúchenme, habitantes de Judá y de Jerusalén! Crean en el SEÑOR su Dios y podrán permanecer firmes. Créanles a sus profetas y tendrán éxito».
Después de consultar con el pueblo, el rey nombró cantores que caminaran delante del ejército cantando al SEÑOR y alabándolo por su santo esplendor. Esto es lo que cantaban:
«¡Den gracias al SEÑOR;
su fiel amor perdura para siempre!».
Cuando comenzaron a cantar y a dar alabanzas, el SEÑOR hizo que los ejércitos de Amón, de Moab y del monte Seir comenzaran a luchar entre sí. —2 Crónicas 20:15-22

El rey Josafat y sus hombres salieron a recoger el botín. Encontraron una enorme cantidad de objetos, vestidos y otros artículos valiosos, más de lo que podían cargar. ¡Había tanto botín que les llevó tres días solo para juntarlo! Al cuarto día se reunieron en el valle de la Bendición, el cual recibió ese nombre
aquel día porque allí el pueblo alabó y agradeció al SEÑOR. Aún se conoce como valle de la Bendición hasta el día de hoy. 2 Crónicas 20:25-26 —2 Crónicas 20:25-26

Josafat fue un buen rey, quien siguió los caminos de su padre Asa. Hizo lo que era agradable a los ojos del SEÑOR. Sin embargo, durante su reinado no quitó todos los santuarios paganos, y la gente nunca se comprometió por completo a seguir al Dios de sus antepasados. —2 Crónicas 20:32-33