
Encuentro con Dios
Cuando estamos en silencio y soledad, queremos llegar a un lugar donde hayamos acallado el ruido y estemos concentrados en escuchar a Dios.
Veamos un relato de la vida de Jesús en el que se aleja y sale con claridad.
Marcos 1:35–39 (NTV)
35 A la mañana siguiente, antes del amanecer, Jesús se levantó y fue a un lugar aislado para orar. 36 Más tarde, Simón y los otros salieron a buscarlo. 37 Cuando lo encontraron, le dijeron:
—Todos te están buscando.
38 Jesús les respondió:
—Debemos seguir adelante e ir a otras ciudades, y en ellas también predicaré porque para eso he venido.
39 Así que recorrió toda la región de Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando demonios.
Los discípulos no quieren que Jesús se vaya, ni tampoco la multitud de Capernaúm. Están más deseosos de maravillarse ante su autoridad y beneficiarse de su milagroso ministerio de curación que de responder adecuadamente al mensaje de su reino.
- Jesús comprendió que su misión difería de lo que los discípulos tenían en mente.
Los milagros eran estupendos, pero en aquel momento, Jesús sabía cuál era su misión: ir a otros pueblos y predicar la palabra de Dios a aquellas gentes.
Un encuentro con Dios nos ayuda a entender más claramente nuestra identidad y a ver más claramente nuestro propósito.
Identidad
Contrariamente a lo que fomenta la sociedad, nuestra identidad no se basa en lo que sentimos por nosotros mismos o en quién creemos que somos.
En el cristianismo, entendemos que nuestra identidad viene dada por Dios.
La soledad nos ayuda en nuestra identidad creando tiempo intencional lejos del ruido y las voces de la vida que impactan nuestro sentido de identidad.
A medida que pasamos tiempo con Dios, ganamos claridad sobre quiénes somos en Dios.
Propósito
A medida que empezamos a entender nuestra identidad y nos sentimos cómodos en ella, nos sentimos seguros rindiéndonos a la dirección de Dios en nuestras vidas.
Comenzamos a tener claridad sobre nuestro propósito.
- Esto es lo que estoy destinado a hacer o no hacer.
- Esto es a lo que debo o no debo dedicar mi tiempo.
- Esto es a lo que debo dedicar mi mejor esfuerzo o no.
Espero que esta práctica de silencio y soledad sea un momento en el que aprendas a conectar con Dios y a escuchar su voz.
2 Crónicas 7:14 (NTV)
14 pero si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, busca mi rostro y se aparta de su conducta perversa, yo oiré desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré su tierra.
“A través de la práctica y la experiencia nos familiarizamos con el tono de la voz de Dios, el contenido de sus comunicaciones con nosotros y su manera única de dirigirse a nosotros. Aprendemos a reconocer la voz de Dios igual que reconocemos la voz de un ser querido al otro lado del teléfono.” —Ruth Haley Barton
Juan 10:3-4 (NLT)
3 El portero le abre la puerta, y las ovejas reconocen la voz del pastor y se le acercan. Él llama a cada una de sus ovejas por su nombre y las lleva fuera del redil. 4 Una vez reunido su propio rebaño, camina delante de las ovejas, y ellas lo siguen porque conocen su voz.
Formas en que podemos aprender a Discernir la Voluntad de Dios.
- La Escritura y la lógica y la sabiduría.
- Sabios consejos, Emociones, Circunstancias.
- Impresiones, Imaginación, y Nuestras Mentes.
Ahora todas estas cosas deben fluir de conocer a Dios de una manera profunda. Pasando tiempo a solas con él en el silencio y la soledad.
Practica
La Práctica para esta semana es escribir una “Regla de Vida” o un horario para tu práctica continua del silencio y la soledad.
Trata de tener prácticas que hagas en momentos regulares del año. Así, una práctica más corta una vez al día, una práctica más larga una vez a la semana y un tiempo prolongado de soledad una vez por temporada.
Una vez al día
Una vez a la semana
Una vez por temporada