
JESÚS
La Gran Alegría
8 Esa noche había unos pastores en los campos cercanos, que estaban cuidando sus rebaños de ovejas. 9 De repente, apareció entre ellos un ángel del Señor, y el resplandor de la gloria del Señor los rodeó. Los pastores estaban aterrados, 10 pero el ángel los tranquilizó. «No tengan miedo—dijo—. Les traigo buenas noticias que darán gran alegría a toda la gente. 11 ¡El Salvador—sí, el Mesías, el Señor—ha nacido hoy en Belén, la ciudad de David! 12 Y lo reconocerán por la siguiente señal: encontrarán a un niño envuelto en tiras de tela, acostado en un pesebre». 13 De pronto, se unió a ese ángel una inmensa multitud—los ejércitos celestiales—que alababan a Dios y decían: 14 «Gloria a Dios en el cielo más alto y paz en la tierra para aquellos en quienes Dios se complace». 15 Cuando los ángeles regresaron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: «¡Vayamos a Belén! Veamos esto que ha sucedido y que el Señor nos anunció». 20 Los pastores regresaron a sus rebaños, glorificando y alabando a Dios por lo que habían visto y oído. Todo sucedió tal como el ángel les había dicho. —Lucas 2:8-15,20 | NTV
Imagina que un día cualquiera, mientras haces tus actividades rutinarias, algo inesperado y extraordinario ocurre: un anuncio que cambia tu vida para siempre. Tal vez estás en el trabajo, en el tráfico, o preparando una comida, y de repente te llega una noticia que transforma todo lo que creías conocer.
Así sucedió la noche en que Jesús nació. Los pastores, hombres sencillos que cuidaban sus rebaños bajo el cielo estrellado, recibieron un anuncio que no solo cambió su noche, sino toda la historia de la humanidad. Pero esto plantea preguntas importantes:
¿Por qué Dios eligió a pastores comunes para compartir este mensaje tan trascendental?
¿Qué nos enseña sobre cómo Dios actúa en nuestras vidas?
¿Cómo la historia de los pastores nos invita a experimentar la gran alegría de Su presencia?
“Hubo una vez en el mundo, un pesebre; y en ese pesebre, había algo más grande que el mundo.” —CS Lewis
Hoy reflexionaremos en cómo el nacimiento de Jesús nos revela verdades profundas sobre la gran alegría de Su llegada y lo que significa para nuestras vidas.
DIOS SE MANIFIESTA EN LO COTIDIANO
8 Esa noche había unos pastores en los campos cercanos, que estaban cuidando sus rebaños de ovejas. —Lucas 2:8 | NTV
Dios no eligió a los poderosos o influyentes para anunciar el nacimiento de Jesús. En cambio, Su mensaje llegó a pastores, personas sencillas que estaban cumpliendo con sus responsabilidades diarias. Esto nos muestra que Dios se manifiesta en nuestra vida cotidiana, no solo en momentos extraordinarios.
La Gran Alegría de Dios se manifiesta en lo Cotidiano y en la sencillez de corazón.
Dios decidió no llevar el anuncio a los religiosos e intérpretes de la ley; sino a unos sencillos pastores que mostrarían la fe como un niño.
Dios desea manifestarse en nuestra vida en el día a día no solo en ocasiones especiales. Los pastores estaban cumpliendo con sus obligaciones, que era cuidar sus rebaños.
¿Quién se está haciendo cargo de las cosas que Dios te ha encomendado personalmente a ti?
Dios quiere que nos hagamos cargo de las cosas que él ha puesto en nuestras manos.
23 »El amo dijo: “Bien hecho, mi buen siervo fiel. Has sido fiel en administrar esta pequeña cantidad, así que ahora te daré muchas más responsabilidades. ¡Ven a celebrar conmigo!”. —Mateo 25:23 | NTV
Cumplir con nuestras obligaciones nos produce celebraciones = Gran Alegría.
Reflexiona sobre cómo puedes encontrar a Dios en tus actividades diarias.
Agradece a Dios por las responsabilidades que ha puesto en tus manos, sabiendo que Él obra en lo cotidiano.
Busca a Dios en tus responsabilidades diarias: mientras trabajas, cuidas de tu familia o realizas tareas simples.
Agradece a Dios por lo ordinario, sabiendo que Él obra a través de las cosas pequeñas y constantes.
Pregunta: ¿Qué estás haciendo con las cosas que Dios ha puesto en tus manos?
La gran alegría de Dios comienza en la sencillez de la vida diaria.
Dios no necesita grandes escenarios ni eventos espectaculares para manifestarse. A menudo, se muestra en los detalles más simples y en los momentos más ordinarios de nuestra vida. En el caso de los pastores, estaban cuidando sus ovejas, cumpliendo con su trabajo diario, cuando recibieron el anuncio del nacimiento de Jesús. Esto nos enseña que Dios está presente en nuestras rutinas y responsabilidades diarias, y que cada momento es una oportunidad para experimentar Su presencia.
Dios se muestra en lo cotidiano porque lo ordinario también es parte de Su plan extraordinario.
Así como Dios se manifestó a los pastores, Su gran alegría llegó de repente, transformando la rutina en un momento extraordinario.
LA GRAN ALEGRÍA VIENE EN EL “DE REPENTE”
9 De repente, apareció entre ellos un ángel del Señor, y el resplandor de la gloria del Señor los rodeó. Los pastores estaban aterrados —Lucas 2:9 | NTV
La gran alegría no puede ser planificada ni manipulada; llega en el “de repente” de Dios. Los pastores habían pasado generaciones esperando al Mesías, pero fue en un momento inesperado cuando experimentaron Su gloria.
Nunca sabrás en qué momento llegará. El de repente se da en una atmósfera adecuada y por la cual se tiene que trabajar. No sabemos en qué momento sucederá sin embargo podemos en la repetición constante de practicar su presencia encontrarnos con Dios
Hasta ese momento habían pasado 400 años de silencio. Dios no había vuelto a hablar a su pueblo.
¿CUÁNTOS AÑOS DE SILENCIO DE DIOS HAS EXPERIMENTADO?
Los pastores, como descendientes de Abraham conocían la promesa, pero después de tanto tiempo seguramente se habían olvidado o perdido la esperanza.
La vida diaria nos puede hacer perder de vista u olvidar cosas que Dios ha hablado en nuestra vida y podemos en cierto grado amargarnos.
Para nosotros La Navidad puede ser una celebración religiosa, familiar o simplemente moral, pero la realidad de su significado es revelada por su Espíritu Santo a nuestros corazones.
1 El día de Pentecostés, todos los creyentes estaban reunidos en un mismo lugar. 2 De repente, se oyó un ruido desde el cielo parecido al estruendo de un viento fuerte e impetuoso que llenó la casa donde estaban sentados. —Hechos 2:1-2 | NTV
Es como el de repente de Hechos 2:1-2, construyeron una atmósfera de oración y adoración en unidad por varios días de manera intencional y constante.
La Gran Alegría nos indica que Dios puede intervenir en cualquier momento y devolvernos esa felicidad por vivir de acuerdo con su voluntad.
10 pero el ángel los tranquilizó. «No tengan miedo—dijo—. Les traigo buenas noticias que darán gran alegría a toda la gente. 11 ¡El Salvador—sí, el Mesías, el Señor—ha nacido hoy en Belén, la ciudad de David! —Lucas 2:10-11 | NTV
La Gloria de Dios los rodeó con un resplandor, esa gloria produjo un temor reverente. El miedo puede llevarnos a actos ceremoniales tradicionales religiosos para tratar de “aplacar la ira de Dios” o pueden darnos La Paz de una correcta relación con Dios en Cristo que nos lleva a adorar.
Las buenas noticias son el evangelio que nos presenta a Jesus como esa Gran Alegría que nos exclusiva para un grupo de privilegiados. La Gran Alegría es diferente a la alegría que nos proporciona las cosas/triunfos terrenales.
La Gran Alegría es Eterna.
Muchas veces buscamos y nos conformamos con la alegría pensando que es la gran
alegría.
Construye una atmósfera de oración y adoración constante, como hicieron los creyentes en Pentecostés, para estar listo para los “de repente” de Dios.
Recuerda que Dios puede romper el silencio en tu vida en cualquier momento, trayendo alegría y esperanza.
Reflexiona: ¿Hay áreas en tu vida dónde has dejado de esperar un cambio? Recuerda que Dios puede sorprenderte.
Dios puede intervenir en cualquier momento para transformar nuestro luto en alegría.
La alegría que los pastores experimentaron no era superficial ni pasajera; era una alegría eterna que nace de reconocer a Jesús como el Salvador.
SÓLO RECONOCER A JESÚS PERSONALMENTE CAMBIA TODO
12 Y lo reconocerán por la siguiente señal: encontrarán a un niño envuelto en tiras de tela, acostado en un pesebre». 13 De pronto, se unió a ese ángel una inmensa multitud—los ejércitos celestiales—que alababan a Dios y decían: 14 «Gloria a Dios en el cielo más alto y paz en la tierra para aquellos en quienes Dios se complace». 15 Cuando los ángeles regresaron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: «¡Vayamos a Belén! Veamos esto que ha sucedido y que el Señor nos anunció». —Lucas 2:12-15 | NTV
Los pastores no solo recibieron el anuncio, sino que actuaron para ver a Jesús con sus propios ojos. Reconocer a Jesús transforma la vida; no se trata solo de saber quién es, sino de experimentarlo personalmente.
Los Ángeles instruyeron a los pastores pero no los acompañaron a ver a Jesús.
Los Ángeles no fueron con Jesús para esperar a los pastores y mostrárselo.
Un Ángel nunca te va a llevar a conocer a Jesús, solo el Espíritu Santo lo puede revelar.
Dios quiere que reconozcamos a Jesús pero nos da la oportunidad, al reconocerlo, de experimentarlo de manera personal.
Lo podemos reconocer por el fruto que produce en nuestra vida.
Jacob tuvo ese proceso en su vida.
20 Luego Jacob hizo el siguiente voto: «Si Dios en verdad está conmigo y me protege en este viaje, y si él me provee de comida y de ropa, 21 y si yo regreso sano y salvo a la casa de mi padre, entonces el Señor ciertamente será mi Dios. 22 Y esta piedra que levanté como columna conmemorativa será un lugar de adoración a Dios, y yo le daré a Dios una décima parte de todo lo que él me dé». —Génesis 28:20-22 | NTV
Jacob no conocía a Dios de forma personal, solo tenía referencia de él por otros.
Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Cuando Moisés oyó esto, se cubrió el rostro porque tenía miedo de mirar a Dios. —Éxodo 3:6 | NTV
Dios quiere ser nuestro Dios no el Dios de nuestros antepasados.
Dios quiere que nosotros mismos los reconozcamos con nuestros propios ojos.
Piensa en alguien que escucha sobre una oportunidad que puede cambiar su vida, pero solo al tomar acción puede experimentar los beneficios. Así es reconocer a Jesús: implica una respuesta activa.
Busca tiempo para encontrarte con Jesús de manera personal en oración y reflexión.
Permite que Su presencia transforme tu manera de pensar y actuar.
Los pastores no solo escucharon el anuncio de los ángeles; actuaron y fueron a ver al Salvador con sus propios ojos.
Reconocer a Jesús no se trata solo de saber quién es, sino de responder activamente a Su invitación.
Cuando lo reconocemos en nuestra vida, nuestra perspectiva cambia: las prioridades se ajustan, las luchas cobran sentido y la alegría se vuelve real y duradera.
CONCLUSIÓN
20 Los pastores regresaron a sus rebaños, glorificando y alabando a Dios por lo que habían visto y oído. Todo sucedió tal como el ángel les había dicho. —Lucas 2:20 | NTV
La historia comenzó con pastores cuidando sus ovejas y terminó con esos mismos pastores glorificando y alabando a Dios, transformados por lo que habían visto y oído. La gran alegría del nacimiento de Jesús no es una emoción pasajera; es una verdad eterna que nos invita a reconocer a Jesús, experimentar Su presencia y compartir Su mensaje con otros.
¿Qué nos enseña la humildad de los pastores sobre la manera en que Dios se manifiesta?
Nos recuerda que Dios elige lo sencillo y lo cotidiano para revelar Su gloria.
¿Cómo puedes estar preparado para los ‘de repente’ de Dios?
Viviendo una vida de comunión y expectación constante.
¿Qué significa para ti reconocer a Jesús como Salvador?
Implica no sólo saber quién es, sino responder activamente a Su invitación.
¿Cómo disfrutar de La Gran Alegría?
Busca a Dios en lo cotidiano: Reflexiona sobre cómo Él está presente en tus actividades diarias.
Crea una atmósfera de adoración: Dedica tiempo a la oración diaria para estar listo para los momentos inesperados de Dios.
Reconoce a Jesús en tu vida: Reflexiona sobre cómo Su presencia transforma tus pensamientos y decisiones.
Comparte Su alegría: Busca oportunidades para hablar de Jesús con alguien que lo necesite.
Agradece por Su intervención: Tómate un momento al final de cada día para agradecer a Dios por cómo ha obrado en tu vida.